Jornadas de Teología 2014 UCLG, Universidad Católica Lumen Gentium
Saludo al
Rector, al Director General, a las autoridades académicas, a los académicos
invitados a las Jornadas de Estudio y a toda la comunidad universitaria
presente.
“La alegría del Evangelio llena el corazón y la vida entera de los que se encuentran con Jesús. Quienes se dejan salvar por Él son liberados del pecado, de la tristeza, del vacío interior, del aislamiento. Con Jesucristo siempre nace y renace la alegría”[1] con estas palabras inicia el Papa Francisco la Exhortación Apostólica “Evangelii Gaudium”.
“La alegría del Evangelio llena el corazón y la vida entera de los que se encuentran con Jesús. Quienes se dejan salvar por Él son liberados del pecado, de la tristeza, del vacío interior, del aislamiento. Con Jesucristo siempre nace y renace la alegría”[1] con estas palabras inicia el Papa Francisco la Exhortación Apostólica “Evangelii Gaudium”.
La “Reflexión”
que haremos en torno a la “Alegría del Evangelio” ha de iniciar por comprender
el contexto eclesial que providencialmente ha antecedido la exhortación. Para
ello, mencionaremos algunos acontecimientos particularmente relevantes que
sitúen de mejor manera el documento y faciliten una recepción más adecuada.
La creación del Consejo Pontificio para la
Nueva Evangelización
El primer
acontecimiento al que quiero referirme es la creación del Consejo Pontificio
para la Promoción de la Nueva Evangelización, anunciada por Benedicto XVI en
las vísperas de la solemnidad de San Pedro y San Pablo del año 2010. En su
anuncio, durante la celebración litúrgica el papa señaló: “he decidido crear un nuevo organismo, en la forma de 'Consejo Pontificio',
con la tarea principal de promover una renovada evangelización en los países
donde ya resonó el primer anuncio de la fe y están presentes Iglesias de
antigua fundación, pero que están viviendo una progresiva secularización de la
sociedad y una especie de 'eclipse del sentido de Dios', que constituyen un
desafío a encontrar los medios adecuados para volver a proponer la perenne
verdad del Evangelio de Cristo”[2]
Con estas
palabras Benedicto XVI mostraba una continuidad significativa con las preocupaciones
de Juan Pablo II respecto a la “Nueva Evangelización”. Pocos días después
nombró a Mons. Fisichella presidente del Consejo[3]. Lo erigiría
formalmente en septiembre de 2010 con el motu proprio “Ubicumque et Semper”[4] e iniciaría, con
ello, un trabajo arduo de consulta y discernimiento que precisaría gradualmente
una preocupación mucho más amplia que la propuesta inicial y un impacto mucho
más relevante: “las dificultades que el mundo actual presenta a la transmisión
de la fe”.
Convocatoria al Sínodo sobre la Nueva
Evangelización
El papa
Benedicto XVI, discerniendo su preocupación inicial como un asunto de auténtico
interés universal compartido por los obispos de diversas regiones, durante la
Homilía conclusiva de la Asamblea especial del Sínodo de los Obispos para
Oriente Medio anunció dedicar la XIII Asamblea General del Sínodo de los
Obispos al tema de la Nueva Evangelización: “Durante
los trabajos de la Asamblea se ha subrayado a menudo la necesidad de volver a
proponer el Evangelio a las personas que lo conocen poco o que incluso se han
alejado de la Iglesia. Se ha evocado muchas veces la urgente necesidad de una
nueva evangelización también para Oriente Medio. Se trata de un tema muy
extendido, sobre todo en los países de antigua cristianización. También la
reciente creación del Pontificio Consejo para la Promoción de la Nueva
Evangelización responde a esta profunda exigencia. Por eso, después de haber
consultado al episcopado del mundo entero y después de haber escuchado al
Consejo Ordinario de la Secretaría General del Sínodo de los Obispos, he
decidido dedicar la próxima Asamblea General Ordinaria, en 2012, al siguiente
tema: «Nova evangelizatio ad christianam fidem tradendam - La nueva
evangelización para la transmisión de la fe cristiana»[5]”.
Fase Preparatoria del Sínodo
Con el anuncio
precedente se iniciaron los trabajos de preparación del Sínodo que durarían dos
años. En estos trabajos colaborarían dos instituciones diversas coincidentes en
unidad de fines: 1. El Consejo Pontificio para la Nueva Evangelización; 2. El
Secretariado del Sínodo. Después de las debidas consultas, en Febrero de 2011[6] se
publicaron los “Lineamenta” cuyos primeros destinatarios fueron los Obispos y
las Conferencias Episcopales con la finalidad de preparar la comunicación del
Colegio Episcopal sobre el tema particular. Los “Lineamenta” se dividieron en
tres capítulos para desarrollar el tema de la Asamblea Sinodal: 1) Tiempo de
nueva evangelización; 2) Proclamar el Evangelio de Jesucristo; 3) Iniciar a la
experiencia Cristiana.
Anuncio del año de la Fe
El siguiente
acontecimiento que se sitúa en un contexto más próximo fue la convocación, el
11 de octubre de 2011, del “Año de la Fe” a través de la carta Apostólica
“Porta Fidei”[7]
con la que el Papa Benedicto XVI
en el contexto del 50º aniversario del inicio del concilio Vaticano II y
del 20º aniversario de la publicación del Catecismo de la Iglesia Católica
llamaba a toda la Iglesia a un tiempo de especial reflexión y redescubrimiento
de la fe. En este contexto más amplio situaba la Asamblea General del Sínodo de
los Obispos en el mes de Octubre de 2012 que coincidiría con el inicio del año
de la Fe.
Fase previa: el Instrumentum
laboris
Los preparativos
del Sínodo continuaron con las grandes expectativas que el año de la fe
suscitó, de modo que después de haber recibido el material de los obispos y de
las Conferencias Episcopales incluidos los cuestionarios de los “Lineamenta”,
el Consejo de la Secretaría General con la ayuda del Consejo Pontificio para la
Nueva Evangelización redactó el Instrumentum laboris[8]
que fue publicado en Junio 2012 después de haber sido aprobado por Benedicto
XVI como documento de trabajo para guiar las discusiones sinodales. El
documento se dividió en cuatro capítulos: 1) Jesucristo, evangelio de Dios para
el Hombre; 2) Tiempo de Nueva Evangelización; 3) Transmitir la Fe; 4) Reavivar
la acción Pastoral.
El sínodo
El Sínodo se
realizó en Roma del 7 al 28 de Octubre de 2012. El 11 de Octubre inició
solemnemente el año de la Fe. De modo que el año de la Fe inició con el sínodo
sobre la Nueva Evangelización y la Transmisión de la Fe. Participaron 262 padres sinodales, el mayor
número en la historia de los Sínodos. Durante las discusiones del Sínodo las
reflexiones se dirigían cada vez más hacia la Iglesia misma y no sólo hacia el
problema que originalmente suscitó la preocupación de Benedicto XVI, el
problema de la secularización. Así, se puede decir que el número 16 del “Instrumentum
laboris” se volvería el programa de reflexión, no sólo para el Sínodo sino para
muchos de los obispos durante el año de la Fe, entre ellos el Cardenal Bergoglio:
“las transformaciones no sólo se refieren
al mundo y a la cultura, sino que también tocan en primera persona a la misma
Iglesia, a sus comunidades, a sus acciones y a su identidad. El discernimiento
es visto entonces como el instrumento necesario, como el estímulo para afrontar
con más coraje y con mayor responsabilidad la situación actual”.[9]
En este sentido,
podemos decir que el Sínodo cambio de dirección. En principio, se dirigía hacia
la reflexión de los “tiempos” y los “escenarios” áridos para la evangelización,
pero después se volcó sobre la Iglesia misma que atravesaba su propio desierto.
Pero en esa “desertificación”, primero del “mundo” y, después de un
discernimiento serio, de la misma Iglesia, se encontraba un nuevo espacio de
esperanza en el que resonaron como una luz las palabras de Benedicto XVI en la
Homilía de la apertura del Año de la fe: “a
partir de la experiencia de este desierto, de este vacío, es como podemos
descubrir nuevamente la alegría de creer, su importancia vital para nosotros,
hombres y mujeres. En el desierto se vuelve a descubrir el valor de lo que es
esencial para vivir”[10]
La renuncia del papa Benedicto XVI
A sólo 4 meses
de haber iniciado el año de la fe, el 11 de febrero de 2013, el papa Benedicto
XVI, por motivos de edad avanzada y de salud, renunciaba al ministerio petrino.
En el anuncio de su renuncia se perciben ciertos rasgos de las preocupaciones
que en el contexto del Sínodo de la Nueva Evangelización y del discernimiento
propio del año de la fe se habían presentado como particularmente graves: “en el mundo de hoy, sujeto a rápidas
transformaciones y sacudido por cuestiones de gran relieve para la vida de la
fe, para gobernar la barca de san Pedro y anunciar el Evangelio, es necesario
también el vigor tanto del cuerpo como del espíritu, vigor que, en los últimos
meses, ha disminuido en mí de tal forma que he de reconocer mi incapacidad para
ejercer bien el ministerio que me fue encomendado.”[11]
La elección del papa Francisco
La sede vacante
inició el 28 de Febrero de 2013. El 4 de marzo iniciarían las Congregaciones
Generales de los Cardenales en donde, además de los temas polémicos, se trató
con particular importancia la cuestión de la nueva evangelización y la misión
de la Iglesia en el mundo. Además, como era natural, se incluyó en el “perfil”
del nuevo papa un elemento al que Benedicto había invocado en su renuncia:
“vigor de cuerpo y espíritu” para anunciar el Evangelio y gobernar a la
Iglesia.
El 13 de Marzo
el arzobispo de Buenos Aires, el cardenal Jorge Mario Bergoglio fue elegido por
los Señores Cardenales, Obispo de Roma. Depositaron, así, en Él la confianza
para emprender la anhelada “Nueva Evangelización” que Benedicto XVI vislumbró y
en favor de la cual decidió renunciar. Su misión, como Papa Emérito, según las
expresiones que Él mismo usaría tiempo después, ahora consistiría en sostener a
través de su oración y sacrificio a su Sucesor en la delicada misión del
“Anuncio del Evangelio en el mundo actual”.
El proyecto de “Nueva Evangelización” de
Francisco
Pocos días
después del inicio de Pontificado de Francisco, el cardenal Jaime Ortega, con
la autorización del papa publicaría un discurso breve presentado por Bergoglio
en las Congregaciones Generales Cardenalicias previas al Cónclave titulado “La
dulce y confortadora alegría de evangelizar”[12]
en donde mencionaba la urgente necesidad de llevar a cabo la anhelada Evangelización
dando algunas indicaciones concretas: 1. El llamado de la Iglesia a salir de sí
misma e ir hacia las periferias existenciales; 2. El llamado de la Iglesia a
salir de la auto-referencialidad; 3. La Iglesia auto-referencial que vive de
si, para sí es una Iglesia mundana, la Iglesia evangelizadora sale de sí. 4. El
próximo papa ha de ser un hombre que desde la contemplación y adoración a
Jesucristo ayude a la Iglesia a salir de sí hacia las periferias y a vivir la
dulce y confortadora alegría de evangelizar.
La otra Fuente: Aparecida
El Cardenal Bergoglio
no tuvo una participación pública en el Sínodo. Ni tampoco en el Consejo para
la promoción de la Nueva Evangelización. Sin embargo, tenía una propuesta muy
clara sobre las preocupaciones del Sínodo. Él mismo realizó su discernimiento,
en la “experiencia del desierto”, que lo
llevó a afirmar con claridad lo que es esencial para vivir: la alegría del
Evangelio. Pero, su discernimiento se remonta a su experiencia como pastor:
Latinoamérica. Así, su reflexión sobre el tema del Sínodo se había gestado
algunos años antes y se había cristalizado ya en un programa pastoral en el que
había colaborado para su desarrollo como Redactor y desde el cual había renovado
la vida de su propia Arquidiócesis: El documento final de la V conferencia del
Episcopado Latinoamericano y del Caribe en Aparecida[13].
Así, Francisco tendría dos fuentes principales para plantear la cuestión de la
“Nueva Evangelización”, el Sínodo y Aparecida. Estas fuentes junto con su
programa de renovación expresado en el discurso “la dulce y confortadora
alegría de evangelizar” están a la base de la exhortación apostólica
La encíclica “a cuatro manos”: Lumen Fidei
El papa
Francisco se presentó inmediatamente como un Papa innovador y renovador de la
vida de la Iglesia, desde los principios
que propuso en las Congregaciones Generales. Sin embargo, fue también
significativa su delicadeza de afirmar una continuidad con su predecesor
Benedicto XVI, continuidad y respeto que ratificó de moto particular en la
publicación de “la encíclica a cuatro manos” “Lumen Fidei”,[14]
sobre todo, teniendo en mente que la primera Encíclica de un Papa normalmente
es “programática”.
La primera
encíclica de Francisco fue un documento que en casi su totalidad fue escrito
por su predecesor, además de ser una encíclica “doctrinal” siendo que Él tenía
en mente un programa pastoral. Este gesto significa, además de su aprecio por
Benedicto, una confirmación de que cualquier programa pastoral por más urgente
que sea se debe de fundar en la “Luz de la Fe” que ha de iluminar la acción de
la Iglesia.
Así, la
encíclica “Lumen Fidei” acompañaría la reflexión final del año de la fe pero no
lo concluiría, para su conclusión Francisco preparaba otro “hermoso documento que pudiera ayudarnos”
presentado por Él con estas palabras: “Pensé
hacer una exhortación sobre la evangelización en general y añadirle las cosas
del sínodo”. Y en estas palabras encontramos el contenido esencial del
documento.
El documento conclusivo del año de la Fe: Evangelii
Gaudium
La exhortación
apostólica “Evangelii Gaudium”,[15] no
es una exhortación apostólica post-sinodal. Es el documento conclusivo del año
de la Fe. El año de la Fe concluye con una exhortación sobre la evangelización
a la que se le añaden algunas de las preocupaciones y de las “propositiones” del
Sínodo. El contexto del documento es, sin embargo, el Sínodo. Pero su contexto
eclesial es mucho más amplio, no sólo abarca la Asamblea General del Sínodo de
los Obispos sino, también, el resto de
los acontecimientos que hemos señalado especialmente la renuncia del Papa
Benedicto XVI, las Congregaciones Generales y su propia elección como Soberano
Pontífice.
Así, podemos
decir que es un documento “sui generis” puesto que, aunque tiene como
antecedente la Asamblea Sinodal, no es en sentido estricto el “fruto” del ejercicio
colegial del Sínodo, sino, más bien, la comunicación de su propia propuesta de
evangelización que se funda en un llamado a la Iglesia a su propia conversión,
desde la experiencia latinoamericana de Aparecida. En este sentido, se puede
decir que Francisco inicia su Pontificado en el “discernimiento” propio del año
de la Fe y de la Nueva Evangelización y el fruto de este discernimiento
“eclesial”, que incluye estos acontecimientos de no menor relevancia que el
Sínodo, se expresa en la exhortación apostólica.
Así, la
exhortación representa, un desarrollo amplio de aquel discurso “La dulce y
confortadora alegría de evangelizar” en el que los Cardenales vieron a un
hombre que desde la contemplación y adoración a Jesucristo ayudaría a la
Iglesia a salir de sí hacia las periferias existenciales con el “vigor y
espíritu” que requiere el mundo actual.
La exhortación Apostólica: programa
pastoral
En este sentido,
la exhortación apostólica es un programa pastoral, escrita en un lenguaje
“novedoso” por sencillo y popular, con
un espíritu misionero y evangelizador, cristo-céntrico, que se funda en el
discipulado, que busca la transformación de las estructuras eclesiales que ya
no sean adecuadas para la Evangelización, a través de una conversión pastoral,
que haga a la Iglesia “salir de sí misma” e ir al encuentro del prójimo.
Coincide
notablemente la continuidad en la preocupación con sus predecesores y destaca la
novedad de la propuesta concreta. Así, al final del camino se integran dos
visiones complementarias en una perspectiva eclesiológica de continuidad en la
doctrina y de renovación en la Pastoral. El giro que inicialmente desarrolló el
paso de los “lineamenta” a la “Instrumentum laboris”, de pensar primero en la
“Situación de la Iglesia” antes que en la “Situación del Mundo Actual”, se
vuelve el vínculo fundamental entre ambos pontificados. La respuesta a las
necesidades del mundo actual no está ni en la “secularización” ni en las
“dificultades para la transmisión de la fe” que el mundo ofrece a la Iglesia,
sino en las dificultades que la Iglesia encuentra en sí misma para la
“transmisión de la fe”.
La exhortación
en este sentido se dirige a toda la Iglesia promoviendo una auténtica Reforma
Pastoral cuya esencia consiste en reanimar
la alegría del encuentro con Cristo en todos los bautizados para que desde
esa alegría y con esa alegría se pueda transformar naturalmente las
instituciones eclesiales en instituciones misioneras que lleven a la Iglesia a
“salir de si” para ir al encuentro de los demás con un profundo sentido cristo-céntrico
libre de toda auto-referencialidad. Este sentido programático es señalado por
Francisco en la Exhortación con las siguientes palabras: “…destaco que lo que trataré de expresar aquí tiene un sentido
programático y consecuencias importantes. Espero que todas las comunidades
procuren poner los medios necesarios para avanzar en el camino de una
conversión pastoral y misionera, que no puede dejar las cosas como están”.[16]
El documento
inicia con una introducción teológica que presenta la “alegría” del Evangelio.
Continúa con una estructura integrada por cinco capítulos: 1) La conversión
misionera de la Iglesia; 2) En la crisis del compromiso comunitario; 3) El
anuncio del Evangelio; 4) La dimensión social de la evangelización; 5)
Evangelizadores con Espíritu. Sobre los contenidos del documento
reflexionaremos ampliamente en el transcurso de estas Jornadas por lo que no le
dedicaremos más tiempo en esta presentación.
Conclusión
Con estas reflexiones que pretenden presentar la exhortación apostólica “Evangelii Gaudium” para las Jornadas de Estudio Teológico de la Universidad Católica “Lumen Gentium” de la Arquidiócesis de México, deseo exhortar a toda la comunidad académica, alumnos y profesores, a lo siguiente: 1. Discernir con el auxilio de la ciencia teológica y en el espíritu del documento, el papel de la Universidad Católica en la Evangelización. 2. Discernir los modos concretos en los que una comunidad académica puede “salir de sí misma” e ir a las “periferias” también en el ámbito de la cultura, “allí donde se gestan los nuevos relatos y paradigmas”[17] para superar los riesgos de “mundanidad” y “auto-referencialidad” que pueden asechar también a una Universidad Católica. 3. Renovar nuestro encuentro personal con Cristo, para que desde la contemplación y la adoración de Jesucristo, como auténticos discípulos podamos vivir la dulce y confortadora alegría de evangelizar.
Con estas reflexiones que pretenden presentar la exhortación apostólica “Evangelii Gaudium” para las Jornadas de Estudio Teológico de la Universidad Católica “Lumen Gentium” de la Arquidiócesis de México, deseo exhortar a toda la comunidad académica, alumnos y profesores, a lo siguiente: 1. Discernir con el auxilio de la ciencia teológica y en el espíritu del documento, el papel de la Universidad Católica en la Evangelización. 2. Discernir los modos concretos en los que una comunidad académica puede “salir de sí misma” e ir a las “periferias” también en el ámbito de la cultura, “allí donde se gestan los nuevos relatos y paradigmas”[17] para superar los riesgos de “mundanidad” y “auto-referencialidad” que pueden asechar también a una Universidad Católica. 3. Renovar nuestro encuentro personal con Cristo, para que desde la contemplación y la adoración de Jesucristo, como auténticos discípulos podamos vivir la dulce y confortadora alegría de evangelizar.
[1] FRANCISCO,
EvangelIi Gaudium, 1.
[2] BENEDICTO
XVI, Mensaje en las Vísperas de la
Solemnidad de San Pedro y San Pablo, 28 de Junio de 2010.
[3] El
30 de Junio de 2010 se llevó a cabo el nombramiento de Mons. Fisichella como
Presidente.
[4] BENEDICTO
XVI, Ubicumque et Semper, 21 de
Septiembre de 2010.
[5]
BENEDICTO XVI, Homilía en la misa
conclusiva de la asamblea especial para oriente medio del sínodo de los
obispos, 24 de Octubre de 2010.
[6] SINODO
DE LOS OBISPOS, XIII ASAMBLEA GENERAL ORDINARIA “LA NUEVA EVANGELIZACIÓN PARA
LA TRANSMISIÓN DE LA FE CRISTIANA, Lineamenta.
[7] BENEDICTO
XVI, Carta Apostólica en forma de Motu
Proprio “Porta Fidei”, 11 de Octubre de 2011
[8] SINODO
DE LOS OBISPOS, XIII ASAMBLEA GENERAL ORDINARIA “LA NUEVA EVANGELIZACIÓN PARA
LA TRANSMISIÓN DE LA FE CRISTIANA, Instrumentum
laboris.
[9] SINODO
DE LOS OBISPOS, XIII ASAMBLEA GENERAL ORDINARIA “LA NUEVA EVANGELIZACIÓN PARA
LA TRANSMISIÓN DE LA FE CRISTIANA, Instrumentum
laboris, 16
[10] BENEDICTO
XVI, Homilía en la celebración
eucarística para la apertura del Año de la fe, 11 de octubre de 2012.
[11] BENEDICTO XVI, Declaratio, 11 de Febrero de 2009
[12]
PALABRA NUEVA, Manuscrito del Cardenal
Jorge Mario Bergoglio “La dulce y confortadora alegría de evangelizar” 25
de Marzo de 2013.
[13] CELAM,
Documento Conclusivo de la V conferencia
del Episcopado Latinoamericano y del Caribe, en Aparecida.
[14] FRANCISCO,
Lumen Fidei, 29 de Junio de 2013
[15]
FRANCISCO, Evangelii Gaudium, 24 de
Noviembre de 2013
[16] FRANCISCO,
Evangelii Gaudium, 25
[17]
FRANCISCO, Evangelii Gaudium, 74